Aunque en las próximas entradas desarrollaré con más detalle los conceptos del benchmarking estratégico y sus aplicaciones, sirva esta entrada a modo de introducción.
La esencia del benchmarking es el proceso contínuo de comparación de la estrategia, los productos y los procesos de una empresa con los de las empresas líderes. El próposito es aprender a alcanzar la excelencia para posteriormente igualarla e incluso superarla.
Detrás de este proceso, estaría la típica pregunta : ¿ para qué reinventar la rueda si se puede aprender de alguien que ya lo ha hecho ?
Sin embargo, también hay que decir que el benchmarking no es la panacea que puede reemplazar a los demas procesos de calidad o de gestión.
Asimismo el benchmarking es una metodología que se utiliza en la dirección, particularmente en la dirección estratégica, mediante la cual las organizaciones evaluan varios aspectos de sus procesos en comparación con las mejores prácticas, normalmente dentro su propio sector de actividad. Esto permite a las organizaciones desarrollar planes para hacer mejoras o adoptar las mejores prácticas, siempre con la idea de mejorar algun aspecto de su desempeño.
Por lo tanto la conclusión de lo anterior sería que el benchmarking es un proceso para la mejora del desempeño que identifica, entiende y adapta las mejores prácticas y procesos que se siguen dentro y fuera de la empresa, implementando sus resultados. El enfásis está en mejorar una operación o proceso de negocio aprovechando las mejores prácticas, y no el mejor desempeño.
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