Para alcanzar los objetivos financieros debe existir una clara relación entre las oportunidades y la rentabilidad.
El análisis de las oportunidades del negocio y la rentabilidad establecerá la base e identificará las oportunidades de mejora.
Si una empresa dispone de un sistema de recogida de información, estos datos pueden ser analizados y utilizados para desarrollar un modelo de negocio que puede identificar qué elementos impulsan la rentabilidad de la empresa.
Con un profundo conocimiento de la relación entre las oportunidades y la rentabilidad, pudiendo visualizar las actuales oportunidades de una empresa, anticipando las tendencias del sector y teniendo en cuenta los planes de crecimiento futuro, los directivos se podrían comprometer a implantar el cuadro de mando con Six Sigma y mejorar considerablemente el índice de desempeño del negocio.
Una vez que el equipo directivo entiende el potencial para el beneficio y su impacto en los dividendos y en el valor para el accionista, es fácil que los ejecutivos se comprometan con el plan estratégico que conducirá a esa rentabilidad.
Además, el equipo ejecutivo, debe ser también consciente de los factores externos del negocio tales como las fusiones y adquisiciones, el desempeño de los competidores, las regulaciones de los gobiernos, los cambios sociales y las tendencias económicas, para poder alcanzar el crecimiento deseado.
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