Alcanzar la ventaja competitiva para una empresa, no significa sólo igualar o sobrepasar lo que hacen los competidores sino también descubrir qué quieren los clientes y además satisfacer rentablemente, e incluso, superar sus expectativas.
Al caer la barrera del comercio internacional y con la globalización, el acceso a mercancías y servicios se ha ampliado y los clientes ahora pueden adquirir lo mejor de lo que quieren, a un precio razonable, en cualquier lugar del mundo.
Bajo una competencia creciente y al incrementarse las expectativas de los clientes, la penalización que puede recibir una empresa complaciente es mucho mayor.
Una herramienta estratégica para medir la importancia del valor percibido por el cliente es el análisis de la cadena de valor.
Al permitir a las empresas determinar las ventajas y desventajas estratégicas de sus actividades y procesos de creación de valor en su mercado, el análisis de la cadena de valor se convierte en algo esencial para evaluar la ventaja competitiva.
En las próximas entradas desarrollaré algunos temas , partiendo de la idea sobre la cadena de valor desarrollada por Porter, intentando aportar una visión práctica.
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