La competencia fuerza a las empresas a estar constantemente involucradas en estrategias de marketing defensivas y ofensivas. La rivalidad aparece porque uno o más competidores, o tienen la presión o ven oportunidades para entrar en un mercado o para mejorar su posición dentro de su actual sector de actividad.
En la mayoría de los casos, los movimientos competitivos de una empresa tienen, normalmente, efectos notorios en sus competidores y por consiguiente pueden invitar a contraataques o a realizar esfuerzos para responder a estos movimientos.
Las empresas responden a los desafíos de sus competidores contraatacando con un incremento en sus gastos de publicidad, reduciendo los precios, incrementando la innovación e introduciendo nuevos productos o, incluso, dejando que sus nuevos competidores se acomoden, sin hacer nada y a veces reduciendo su esfuerzo de marketing.
Las empresas crecen cuando obtienen cuota de mercado de sus rivales o crean nuevos mercados. Las empresas ya establecidas necesitan estar preparadas para los potenciales ataques de los nuevos jugadores que puedan aparecer en el mercado. El objetivo es defender su cuota de mercado y fortalecer su posición para hacer más difícil a las nuevas empresas la entrada en el mercado.
Los mercados son espacios dinámicos donde las empresas tratan de expandirse o reposicionarse en otros segmentos dentro del mercado.
Mientras las empresas intentan mejorar su posición también se involucran en batallas competitivas y adoptan estrategias ofensivas. El uso exitoso de estas estrategias de ataque puede ayudar a la empresa a mejorar su posición competitiva, ganar cuota de mercado e incrementar los beneficios.
En las próximas entradas comentaré estas estrategias defensivas y ofensivas, las cuales pueden ser anteriores o posteriores a la entrada en el mercado de los potenciales nuevos competidores.
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