La planificación estratégica ha sido considerada durante mucho tiempo como un proceso clave para para el posicionamiento y ejecución estratégica en las empresas globales. En los últimos años, los cambios en las condiciones económicas globales han planteado nuevos retos para este proceso de planificación estratégica. El aumento de la volatilidad, nuevas cadenas de valor más complejas y los cambios en el poder de proveedores y clientes, son los nuevos retos a los que se enfrentan los planificadores estratégicos actualmente. Por lo tanto, en mi opinión, para hacer frente a esta nueva situación, lo que necesitan las empresas es una mayor agilidad y rapidez dentro del proceso de planificación estratégica. En este sentido, muchas empresas ya han hecho muchas modificaciones en su proceso para responder más rápidamente al entorno actual de los negocios.
Sin embargo, las empresas necesitan crean nuevos escenarios, mucho más avanzados, para mejorar la agilidad del proceso estratégico. Los ciclos deben ser reducidos para desarrollar capacidades que den respuestas mucho más rápidas en todos los niveles de organización. Es necesaria también una mayor colaboración dentro del ecosistema de la empresa para ganar agilidad en la ejecución. Por último, es necesario utilizar las nuevas herramientas digitales para ayudar a alinear el proceso de planificación. Las empresas necesitan aprovechar las tecnologías digitales en áreas como el análisis estratégico, respuesta al mercado, hojas de ruta y ejecución del proceso de planificación estratégica para ganar más agilidad.
En base a lo anterior, la pregunta sería : ¿ cuales son los retos actuales de la planificación ?
Durante años, los objetivos de la planificación estratégica, alinear y asignar recursos, no han sido alterados. Pero el entorno en el que las empresas planifican actualmente ha cambiado dramáticamente. Como he comentado antes, la mayor volatilidad, que conlleva grandes fluctuaciones entre la oferta y la demanda, los grandes cambios en los entornos económicos, la complejidad de las cadenas de valor y el cambio del poder de clientes y proveedores, son , a mi entender, los retos principales que definen el nuevo marco de la planificación hoy en día.
La volatilidad impacta, directamente, en la habilidad para proyectar las cifras de negocio. Todas las empresas han sido testigos de la gran volatilidad entre la oferta y la demanda en sus mercados de actuación. Por ejemplo, la imposibilidad de predecir los costes de las materias primas, impacta directamente en la capacidad de proyectar con exactitud el nivel de costes. Otro ejemplo sería la alta volatilidad de los mercados financieros impactando en la capacidad de captar recursos para las inversiones.
Y que decir de como se ha acelerado en los últimos años el ritmo de innovación estratégica y la adaptación a esta innovación. La industria musical es un ejemplo de como el aumento de la innovación y digitalización dio lugar a una adaptación más rápida y a unos ciclos de vida de los productos mucho más cortos. Haciendo memoria, la cintas cassette alcanzaron el consumo masivo en 20 años. La digitalización aceleró el ritmo de adopción con los discos compactos, los llamados CD, y su consumo masivo llevó aproximadamente 12 años, seguido por los formatos MP3 cuyo periodo de introducción masivo duró aproximadamente 3 años. Hoy en día, el modelo de descarga de música en tiempo real, conocido como streaming, ha necesitado de sólo 2 años para alcanzar lo que se considera consumo masivo.
Los cambios en el contexto de los negocios alteran la ventaja competitiva, metiendo presión a las empresas para planificar más rápidamente que antes. Obviamente, esto también crea presión en los equipos directivos. Un ejemplo de esto es el aumento de los cambios en las cúpulas de las empresas, donde los CEO están sufriendo ser despedidos con más frecuencia. Estos cambios provocan, habitualmente, que haya cambios estratégicos y por lo tanto, cambios en las prioridades, lo que conlleva que los planes existentes se queden obsoletos y sea necesario planificar de nuevo y desarrollar nuevos objetivos estratégicos.
La complejidad en las operaciones y su impacto en la planificación es otro elemento a tener en cuenta. Actualmente, hay que tomar decisiones sobre cadenas de valor mucho más complejas. Estas cadenas de valor están más fragmentadas y geográficamente más dispersas siendo necesaria una mayor coordinación. Un elemento clave de esto ha sido la tendencia, cada vez mayor, de subcontratar actividades. Esto significa que cada vez más una parte de la creación de valor ocurre fuera de la empresa.
Finalmente , dentro de estos cuatros retos, hay que comentar, los cambios de poder de negociación de clientes y proveedores y que sin duda, afecta al proceso de toma de decisiones. En relación con los proveedores, estos cambios han significado que estos proveedores hayan pasado de ser suministradores de materias primas y otros componentes, a suministrar otros servicios de gran valor añadido. Además, los compradores tienen acceso a más información, más ofertas y más alternativas para el análisis de competidores.
Las empresas se enfrentan a los anteriores retos de distintas maneras. En la próxima entrada comentaré sobre algunas respuestas que las empresas pueden dar a los retos de la planificación. Obviamente, estas respuestas serán diferentes dependiendo del sector de actuación y de su posición relativa en el mercado. Muchas empresas líderes han desarrollado la capacidad de ser más flexibles, ser mas rápidas para enfrentarse a los cambios y han alineado mejor la planificación con los objetivos corporativos.