En general, la rentabilidad de los sectores maduros está limitada por el escaso crecimiento de la demanda, la falta de diferenciación en los productos y el poder de negociación de los clientes. Sin embargo, pueden aparecer grandes diferencias en los niveles de beneficio entre los segmentos de un mercado. No sólo varian las tasas de crecimiento de la demanda entre segmentos, sino que la estructura de los segmentos en relación a la concentración, poder de compra y el potencial de diferenciación pueden sufrir también variaciones considerables.
Como resultado, la elección de los segmentos de actividad es un tema estratégico clave en los mercados maduros. En este sentido, en una serie amplia de sectores maduros las empresas más rentables son aquellas que han escogido con mayor eficacia los segmentos de actuación.
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