Las estrategicas de diversificación son, normalmente, desarrolladas en torno a tres objetivos claros: crecimiento, reducción de riesgos y rentabilidad. Aunque tanto el crecimiento como la reducción de riesgos tienden a ser los motivos más destacados, a veces son contradictorios con la creación de valor para los accionistas.
En los próximos posts desarrollaré estos 3 objetivos, comenzando en éste por el crecimiento.
Crecimiento
En anteriores posts comenté que uno de los factores para el cambio en la tendencia a la diversificación era la necesidad de reordenar los objetivos corporativos. En la medida en que los directivos persiguen sus propios intereses individuales y están motivados por la remuneración salarial, el estatus, la seguridad y el poder ,hay algunas razones para pensar que tienden a intentar conseguir el crecimiento a costa de la rentabilidad. Hay evidencias que muestran que los salarios de los altos ejecutivos y el prestigio tienen más relación con el tamaño de la empresa que con la rentabilidad de la organización.
La inclinación que tienen los directivos a buscar sus propios objetivos en vez de aquellos que favorecen a los propietarios de la empresa es un aspecto importante.
La habilidad de los altos ejecutivos para buscar objetivos distintos a la rentabilidad está condicionada , al menos, por dos factores:
- En primer lugar, y en el largo plazo, una empresa debe conseguir una rentabilidad financiera superior a su coste de capital o no podrá sobrevivir.
- En segundo lugar, si la dirección sacrifica la rentabilidad por otros objetivos, los directivos corren el riesgo de perder su empleo, debido a la insatisfacción de los accionistas o por que la empresa sea adquirida.
Lo anterior explicaría por qué las empresas liquidan los negocios diversificados cuando su control sobre la empresa está amenazado por una oferta de adquisición o por una caida de la rentabilidad que pueda atraer a los potenciales "depredadores".
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