Las consecuencias de los cambios estructurales durante el ciclo de vida en un sector/industria tienen un claro impacto en la competencia.
En primer lugar, se produce el cambio de la falta de competencia en precios a la competencia en precios y en segundo lugar ésta se intensifica.
Como he comentado en anteriores posts durante la fase de introducción, los competidores luchan por el liderazgo tecnológico y la competencia se caracteriza por una gran diversidad de tecnologías y diseños.La gran inversión y el reducido nivel de ventas hacen que la fase de introducción no sea rentable a menos que una empresa gane una mayor cuota de mercado a través de patentes o con la ventaja típica del pionero.
La fase de crecimiento es mas apropiada para la rentabilidad dado que la demanda del mercado sobrepasa la capacidad de la industria aunque depende de la efectividad de las barreras de entrada.
Con el comienzo de la madurez, la estandarización de los productos incrementa la lucha por la competencia en precios. El nivel de intensidad depende mucho del equilibrio capacidad/demanda.
Como ejemplos de lo anterior tenemos los sectores de alimentación, aerolíneas, automoviles o combustibles, donde la fase de madurez está asociada a una gran competencia en precios y bajos beneficios. Sin embargo en otros productos como los detergentes, cereales para el desayuno o cosméticos , la gran concentración de las empresas vendedoras y el éxito en el mantenimiento de la diferenciación del producto ha llevado a unas circunstancias competitivas mas aceptables.
Una vez que un sector entra en su fase de declive y dependiendo de las barreras de salida y la fortaleza de la competencia internacional, la competencia en precios a veces degenera en auténticas guerras de precios que son realmente destructivas y erosionan gravemente los beneficios de las empresas.
El ESQUEMA 30 al final del blog resume los patrones de cambio en la estructura de un sector y en la competencia.