El análisis de la cadena de valor es más fácil cuando se aplica a productos de consumo donde el cliente es también una empresa con una cadena de valor fácilmente definible y donde las conexiones entre las cadenas de valor de los clientes y proveedores son más evidentes.
En este sentido, el mismo análisis para productos industriales se puede aplicar a los productos de consumo con pocas modificaciones en la metodología.
Muy pocos productos de consumo son consumidos directamente ya que en la mayoría de los casos los consumidores estamos implicados en una serie de actividades previas al consumo total de un producto.
Lo anterior es particularmente evidente en los productos duraderos. Por ejmplo, una lavadora se consume (utiliza) durante varios años en el proceso de lavar en casa. La cadena de valor del cliente comienza con la actividad de búsqueda anterior a la compra.
Los productos perecederos también implican una cadena de actividades para el consumidor. Por ejemplo, imaginemos que queremos cenar en casa algo congelado. Debe ser comprado, llevado a casa, sacado del envase, calentado y servido antes de ser consumido. Despues de comerlo, el consumidor debe limpiar los platos, los cubiertos y demás utensilios. La cadena de valor de un fabricante de productos congelados identificará el nombre del producto, cómo será envasado y distribuido para permitir al consumidor realizar las actividades descritas anteriormente.
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