Las empresas asumen que si alcanzan sus objetivos a nivel recursos humanos, información, y capital organizacional esto redundará en la mejora de los procesos estratégicos críticos.
Las dos siguientes hipótesis estratégicas serían, que al realizar correctamente los procesos estratégicos,
- se creará y facilitará la deseada proposición de valor para los clientes objetivo y
- esto conducirá a la mejora de la productividad, es decir, a un objetivo estratégico financiero.
Finalmente, ese incremento en la satisfacción y lealtad debería llevar a la consecución de los objetivos de crecimiento de los ingresos y de la rentabilidad.
Como conclusión, un mapa estratégico bien formulado, con su correspondiente cuadro de mando, representa una lista de hipótesis detalladas y conectadas entre sí, sobre cómo la estrategia creará y mantendrá el valor para el accionista en el largo plazo.
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